miércoles, 16 de octubre de 2013

Tapando huecos

Durante mucho tiempo mi forma favorita de llenar huecos era fumando cigarrillos, esperando al autobús o a un amigo, en el trayecto de un sitio a otro donde no debía pasar nada salvo llegar de un punto a otro (por supuesto que también utilizaba el tábaco como canal (fallido claro) para tratar de llegar a la felicidad), el tábaco era la excusa perfecta para enterrar el vacío.
 Hay tantas cosas por hacer, además ya saben ustedes, que lo más estúpido que puede hacer una persona para la cultura occidental es no hacer nada de provecho, el tiempo es oro y hay que aprovecharlo, a quién madruga Dios le ayuda... los hay que no soportan que haya un simple hueco en su vida y se la pasan haciendo cursos, obteniendo títulos, aprendiendo idiomas, viajando, conociendo gente, haciendo el amor con diferentísimas personas en diferentísimas maneras y en diferentísimos sitios, hay que rellenar el tiempo, que la vida se pasa volando, son dos días, hay que hacer cosas todo el tiempo y si no de provecho, al menos morderse las uñas, o criticar a otra persona con alguién que sabemos que nos dará feedback, podemos por supuesto mirar la tele, o mejor aún, el gran devorador de huecos, ese origen que será capaz de llevarnos al mejor de los entretenimientos: internet. Hay tantas páginas que visitar, algunas de forma periódica, y quién sabe cuales por descubrir. ¿Por qué nos da tanto miedo el vacío? Supongo que por una fobia generalizada del aburrimiento, desde pequeñitos decimos "me aburro" a las primeras de cambio, aunque como señala mi queridísimo amigo Jesús, detrás de ese "me aburro", a veces hay tristeza, rabia o miedo. 
Sí, eso es lo que nos da miedo, no vaya a ser que aparezca, esos fantasmas personales, esos irresueltos cabos que podrían visitarnos si no estamos haciendo nada "entretenido", y por eso fumamos, o quitamos los pellejos de las manos, nos masturbamos o miramos por octava vez que no, que no nos han mandado un nuevo what's up. Somos grandes adictos al entretenimiento, y la tecnología y el consumo aliados se han puesto manos a la obra para que no estemos tristes. Y sin embargo lo estamos, no diré más que antes, pero lo seguimos estando al menos igual que siempre, porque el entretenimiento es un placer secundario, bastante menor si lo comparamos con otras felicidades. Yo me sigo entreteniendo como puedo, navegando por mis "favoritos", siguiendo un plan estricto y monótono de entretenimiento programado, viendo mis series, criticando, visitando mi vacío correo electrónico cada dos por tres...claro. Y sin embargo, últimamente me visita una desconcertante certeza, detrás de ese vacío, al otro lado del "aburrimiento", hay una vida más auténtica y verdadera, una vida que no es tan entretenida y en la que sin embargo pasan cosas de verdad, se ama y se sufre sinceramente, no se teme lo que acaso vendrá ni se idolatrá lo que pasó, se vive con alegría.

3 comentarios:

  1. Ese rellenar huecos se puede llevar a cabo de manera un tanto `alienada´, cuando se hace casi por obligación, pero quiero pensar que también de otro modo más placentero, deleitándonos en el instante y en la calidad del momento, sin obsesiones sobre el cumplimiento de objetivos o la acumulación de acciones.

    Qué difícil es vivir plenamente, y cuánto tiempo hace falta para conseguir esa aprehensión o no aprehensión de las vivencias que se volatilizan. Y como tú decías hace no mucho, cuando por fin conseguimos la llave, luego cambian la cerradura.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Sí, Justo, tienes mucha razón en el matiz, a veces hay placeres sencillos que no entrarían desde luego en la categoría entretenimiento.
    Y sí, es lo más difícil, pero si fuera fácil no tendría gracia, así que nos toca esforzarnos...jejeje. En busca de la llave maestra, o al menos de darnos cuenta de que no necesitamos, por seguir con la metáfora, abrir ninguna, ya que desde el principio estábamos fuera.
    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
  3. Sí, Justo, tienes mucha razón en el matiz, a veces hay placeres sencillos que no entrarían desde luego en la categoría entretenimiento.
    Y sí, es lo más difícil, pero si fuera fácil no tendría gracia, así que nos toca esforzarnos...jejeje. En busca de la llave maestra, o al menos de darnos cuenta de que no necesitamos, por seguir con la metáfora, abrir ninguna, ya que desde el principio estábamos fuera.
    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar