martes, 24 de abril de 2012

Al equipo sanitario del hospital de maternidad de la Paz en Madrid

Y esto no tiene nada que ver con los recortes, ni con la crisis ni con la crítica política, aunque de alguna manera también tiene que ver, pero este no es el objetivo de la entrada. Más bien es que no quería hablar de este tema tan personal, de mis senimientos ni los de su madre, del nacimiento de mi hija. 
Quizá como ya no era tan novato y a pesar claro, de momentos de gran tensión, he seguido este parto con la tranquilidad suficiente como para darme cuenta de la cantidad de engranajes que rodean a cada ingreso hospitalario. Aún siendo un parto natural una intervención relativamente sencilla, creo que no exagero si entre celadores, auxiliares, matronas, enfermeras, ginecólogos y pediatras nos han atendido cincuenta personas, y teniendo en cuenta los cambios de turno me quedo seguramente muy corto. A ello habría que unir cocineros y cocineras, personal de limpieza y mantenimiento y seguro que otros gremios que me dejo fuera por desconocimiento.
Para mí la Paz es el hospital más especial del mundo por es donde han nacido mis hijos y es donde he nacido yo. De hecho me parece asombroso que hay gente que decida aún teniendo derecho, que sus hijos nazcan en un hospital o clínica distinto a este.



No voy a decir que el trato haya sido exquisito siempre ni mucho menos, cierto personal me ha parecido muy quemado con la profesión, amargado podría decirse, fuera por las propias burocracias internas o por la falta de aguante ante unos pacientes que se quejan todo el rato o se saltan las normas. He comprobado como un padre se lamentaba por ciertas decisiones tomadas durante el parto de su hija a pesar de que todo había salido bien. Otra se quejaba de que la tele era cara y otro fue sorprendido fumando en unos servicios. Y pensé: Qué desagradecidos somos con aquello que se nos ofrece sin que medie unos billetes o una tarjeta de crédito. Aunque no me considero una persona superior al resto en absoluto, por el contrario tengo los mismos defectos que la mayoría, o peores, durante casi todo el parto y a pesar de los nervios, o precisamente por ellos, viví el proceso con una sensación de profundo agradecimiento. Cada enfermera que atendía a la mujer, cada auxiliar que venía a traer la cena, o un analgésico o a pesar a la bebé. Incluso cuando la ginecóloga nos dijo que nuestra forma de empujar no servía para nada. En todos esos momentos tuve una sensación de agradecimiento total por lo que sucedía, me parecía asombroso que un desconocido/a nos ayudara a los tres en esos momentos tan especiales. Como si fueran ángeles encarnados que ofrecían lo mejor que podían ofrecer para que mi hija naciera. En el momento de máxima tensión, en que la niña que venía muy grande no terminaba de salir y la residente algo asustada gritaba un código numérico que podía ser quirófano o instrumental, u otro médico o quién demonios sabe, una matrona le decía: no, ya sale, un poco más que ya sale, que ya está aquí. Y a pesar de toda la tensión, o precisamente por ello, porque a pesar de toda la tensión ella era una luz dentro del paritorio , pude mirarla y estaba completamente emocinada, le brillaban los ojos. Una desconocida para nosotros pero que sin duda amaba traer niños al mundo y que seguía haciéndolo con esa emoción a pesar de ser algo tan cotidiano para ella. Me pareció algo absolutamente increíble, indescifrable en palabras, un acto tan maravilloso que parecía más propio de la ficción que la realidad ordinaria.
Para ella sobre todo, pero también  para la anestesista que terminó con ese dolor que ningún hombre puede entender pero sí sufrir,  para todas y cada una de las personas que colaboraron para que mi niña naciese y tanto ella como mi mujer tuvieran las cosas más fáciles,  va todo mi agradecimiento, un agradecimiento total y sincero, que sin duda no cabe en esta entrada.

4 comentarios:

  1. ¡Un abrazo enorme a los tres! -Bueno, a los cuatro-. Me ha emocionado tu entrada, no sabía que era todo tan inminente. Disfrutad de esos momentos tan mágicos, de tantísimo sentido.. os deseo lo mejor, siempre.

    (Nos podíamos haber cruzado en La Paz. Lo he visitado mucho últimamente, por un problema oftalmológico de mi compañero. Suscribo lo que dices, la atención muy buena, y todo el mundo coincide en que en oftalmología es el mejor hospital y equipo del país. No dejemos que nos arrebaten estos tesoros..)

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  2. Muchas gracias por tus deseos Justo, sé que son sinceros y también sé que ha sido una suerte encontrarte en el camino.
    Espero que lo de tu compañero no fuera muy importante o se haya resuelto ya.
    Un abrazo muy fuerte

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  3. Enhorabuena Dena!!! Abrazos desde el Uruguay. Algunas veces me dejo caer por aquí para ver tus recomendaciones cinematográficas. Txema.

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  4. Muchas gracias Txema!
    Veo que al final sigues por SA dando vueltas o ya asentado en Uruguay? Sigue tu blog en marcha?
    Espero que todo te vaya muy bien
    Un abrazo

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